Diseño universal o cómo diseñar pensando en las personas con daño cerebral.

Desde Fundación Uner, en nuestra misión de reforzar la independencia y autonomía de las personas con daño cerebral, hemos querido incorporar los beneficios del diseño universal y el diseño sostenible. Para ello hemos contado con el estudio de diseño Hoy es el día, dirigido por Mari Carmen Estevan, especializado en la materia. 

Autora invitada: Mari Carmen Estevan Estevan, fundadora de Hoy es el día.

“Tanto los objetos como los espacios deben diseñarse de manera que puedan ser utilizados, sin modificación alguna, por el mayor número posible de personas”. [1] A esto se le conoce como diseño sin barreras o diseño universal, y es la base sobre la que se sustenta el diseño que, entre otras cosas, tiene en cuenta las necesidades de las personas con daño cerebral durante su desarrollo.

Cómo diseñar pensando en las personas con daño cerebral

Para atender las necesidades del mayor número posible de personas es importante tener en cuenta las posibles dificultades a las que éstas pueden enfrentarse. Así, cuando trabajamos en proyectos de diseño desde una perspectiva de diseño universal, estas son algunas de las estrategias que podemos poner en práctica para mejorar la accesibilidad de lo que se diseña para personas con limitaciones provocadas por el daño cerebral, o permitir el acceso y participación sin barreras a lo que se diseña.

1. Diseñar pensando en las diferentes capacidades sensoriales.

Nuestras capacidades sensoriales son aquellas que nos permiten percibir el mundo a través de nuestros sentidos, fundamentalmente a través de la vista, el oído y el tacto. Por este motivo, en el diseño es importante tener en cuenta la perceptibilidad, es decir, la capacidad que tiene nuestro diseño de ser percibido a través de estos sentidos. Para mejorar la perceptibilidad de nuestro diseño podemos utilizar diversas estrategias. Resulta útil presentar la información con métodos de codificación redundantes, por ejemplo, de forma textual, visual y táctil al mismo tiempo. Es habitual oír que vale más una imagen que mil palabras, pero en este caso, lo ideal es la combinación ambas. 

Ejemplo de diseño redundante: Textual, visual y táctil.

También podemos trabajar de forma concreta los tamaños y contraste de los elementos para favorecer la visibilidad y diferenciación entre los mismos. Validar nuestros diseños para diferentes modos de visión, como los derivados del daltonismo. Facilitar la compatibilidad con tecnologías de ayuda (por ejemplo, con los códigos ALT de las imágenes web). O utilizar recursos gráficos pensados específicamente para determinadas problemáticas, como por ejemplo, tipografías pensadas para mejorar la lectura de personas con dislexia.

Diferentes modos de visión por Daltonismo

2. Diseñar pensando en las diferentes capacidades físicas.

El daño cerebral provoca, en muchos casos, discapacidades físicas de diferente gravedad: hemiplejias, hemiparesias, síndromes cerebelosos y ataxias (alteración del equilibrio y/o coordinación) [3,4,5]… son algunos ejemplos de dificultades físicas que pueden complicar el uso o acceso a nuestro diseño. Para afrontar esta situación desde una perspectiva de diseño universal podemos pensar en la ubicación de nuestro diseño para saber si será accesible tanto para usuarios sentados como para aquellos que están de pie (en algunos casos el problema será de acceso, y en otras ocasiones limitará nuestra capacidad sensorial, por ejemplo, si una señalización está demasiado alta o en una posición que dificulta su correcta visión por personas en silla de ruedas). Debemos minimizar el esfuerzo necesario para utilizar nuestro diseño (por ejemplo, reduciendo el número de clics necesarios para acceder a un determinado contenido web o disminuyendo el número de campos a rellenar en un formulario). O podemos minimizar las acciones repetitivas que requieren de un esfuerzo físico continuado.

3. Diseñar pensando en las diferentes capacidades cognitivas

Nuestra capacidad para utilizar, percibir o comprender un diseño pueden ir más allá de la discapacidad. En ocasiones, nuestro nivel de experiencia, nivel de educación o nuestra cultura pueden interferir también en nuestras capacidades, así como nuestras capacidades cognitivas como la memoria, la concentración, la comprensión o nuestra capacidad de resolución de problemas.

Para hacer frente a esta situación, el diseño universal utiliza dos principios básicos: la simplicidad y la indulgencia. Es decir, debemos intentar que nuestros diseños sean claros y consistentes, eliminando complejidades innecesarias. Utilizar estrategias de simplificación, como convertir un contenido complejo en varios más sencillos. Verificar los tamaños, por ejemplo de letra, para que sean legibles por el mayor número de personas posible. O también, reducir al máximo el contenido de un cartel o folleto para que la información relevante quede clara inequívocamente.

Además, debemos limitar la posibilidad de cometer errores y reducir las consecuencias que se puedan derivar de los mismos. Así, en una web o app podemos utilizar alertas que nos avisen de posibles errores y nos permitan confirmar nuestras acciones, y además, permitiendo que estas acciones sean reversibles.

El diseño universal es un mejor diseño para todas la personas

Históricamente la realidad ha sido distinta. No se pensaba en que un mismo diseño fuese perfectamente útil y funcional para todas las personas, sino que se realizaban diseños diferenciados pensados para las personas que, habitualmente por razones de discapacidad, no podían utilizar, percibir o comprender el diseño considerado estándar. Esta estrategia sigue siendo necesaria en algunos casos entre los que se encuentran, por ejemplo, los Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC), fundamentales como forma de expresión distintas al lenguaje hablado, que tienen como objetivo aumentar y/o compensar las dificultades de comunicación y lenguaje de las personas con ciertos tipos de discapacidad [2], o el Sistema Braille de comunicación escrita para personas ciegas, donde el diseño universal no siempre puede dar una solución genérica.

Sin embargo, como hemos destacado al inicio, el diseño universal afirma que los diseños deben ser funcionales, sin adaptaciones o modificaciones especiales, para personas con diferentes capacidades, entendiendo esto más allá incluso de la discapacidad. Y lo que consideramos más importante, esta teoría de diseño comprende que las adaptaciones necesarias para alcanzar al mayor número de personas posibles pueden traer como resultado un diseño mejor para todas ellas, sea cual sea su capacidad.


REFERENCIAS

  1. Jill Butler, Kritina Holden, William Lidwell. Principios universales de diseño. Ed. Blume. 2005.
  2. Carmen Basil. ARASAAC. Centro Aragonés para la Comunicación Aumentativa y Alternativa (http://www.arasaac.org/aac.php) [Revisado Agosto 2020]
  3. National Institute of Neurological Disorders and Stroke. Rehabilitación posterior al ataque cerebral (https://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/rehabilitacion_posterior_al_ataque_cerebral.htm) [Revisado Agosto 2020]
  4. MedicinePlus. Enfermedades del cerebelo. (https://medlineplus.gov/spanish/cerebellardisorders.html) [Revisado Agosto 2020]
  5. Stroke. Paralysis. (https://www.stroke.org/en/about-stroke/effects-of-stroke/physical-effects-of-stroke/physical-impact/paralysis) [Revisado Agosto 2020]

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